Antonio Brando, el perro Brando, y su prima Camila Brando, quienes desde su adolescencia mantienen juegos amorosos, son dos amantes que viven una vida llena de aventuras inmorales, pasiones oscuras, conquistas peligrosas y apuestas. Entre ellos todo estaba permitido, desde hacer el amor en una ventana, en los baños de la oficina o en la cama que la propia Camila compartía con su esposo. Los juegos los mantenían siempre al límite de ser descubiertos, y con la adrenalina de quedar expuestos.